Cuando me mudé a Alemania, rápidamente me dí cuenta de una cosa que hacen mucho mejor que en mi país de origen: re-utilizan. Le dan una segunda oportunidad a muchísimas cosas, comparten, reciclan, re-usan y regalan sin pedir nada a cambio cuando han terminado de usar algo pero entienden que otra persona puede darle aún más vida. Esta manera de pensar puede convertirse en un estilo de vida por sí mismo, y por suerte para todos nosotros y para el medio ambiente esto es cada vez más popular en muchos lugares del mundo. Como yo siempre me he interesado en ayudar al medio ambiente, en seguida me uní al movimiento. Utilizo productos de limpieza respetuosos con el entorno, intento reciclar casi todos mis desechos, y desde hace poco he decidido ir un paso más allá: intento comprar productos basándome en que el empaquetado sea reciclable. Por desgracia queda mucho camino por andar, es un reto muy difícil y la mayoría del tiempo me veo obligada a comprar paquetes plásticos porque no hay opción alternativa. Tengo mucho trabajo por hacer antes de llegar al nivel de lo que está haciendo por ejemplo este grupo de gente. Pero no por esto voy a darme por vencida, hacer un poquito siempre es mejor que no hacer nada.
Si habéis visto Cómo conocí a vuestra madre, conoceréis su Triángulo de las Bermudas: ese espacio en la acera de la calle donde viven, donde dejan cosas que ya no quieren para verlas desaparecer en un instante. En los últimos años mi oficina ha desarrollado su propio Triángulo de las Bermudas. En uno de los espacios comunes hay una mesa que se usa poco pero tiene muy buena visibilidad incluso desde el pasillo. A estas alturas todo el mundo sabe que si te encuentras algo ahí, tienes el derecho de llevártelo. Es una manera genial de deshacerse de cosas sin sentirse culpable por no haberle dado provecho. De esta manera otra persona puede utilizar lo que nosotros ya no queremos! Yo misma he dejado varias cosas ahí, desde maquillaje sin usar pasando por libros y hasta comida! Obviamente nada que se eche a perder rápidamente. He llegado a ver de todo: desde productos para el pelo incluyendo tintes, DVDs en distintos idiomas, un monedero sin usar… Y para los objetos de mayor tamaño existe el famoso Ebay Kleinanzeige, hace las veces de tienda de segunda mano online. Yo he vendido y comprado muebles, electrodomésticos y apartos electrónicos. Sin embargo la web alcanza desde cosas para el cuidado del jardín, mantenimiento de automóviles, instrumentos musicales, muebles antiguos, incluso servicios de peluquería ofrecidos por aprendices. Uno se da cuenta de hasta dónde llega la cultura del aprovechamiento. Los alemanes también son muy dados a dejar objetos de segunda mano en lugares comunes con una nota que indica que todavía vale, por ejemplo en el patio de un edificio o el pasillo, para que cualquiera que lo quiera se lo pueda llevar. Yo me he encontrado lámparas de mesa, plantas, y una vez incluso una impresora que todavía valía.
Me gustaría mucho saber vuestras opiniones al respecto, y si conocéis de algún movimiento parecido donde vivís, donde trabajáis, en el supermercado donde hacéis la compra… Os animaríais a empezar un movimiento similar?