Todavía no ha terminado el año y aquí os traigo la receta que os prometí y que tanto ha gustado: la deliciosa y original mermelada de tomate. Puede que os suene un tanto extraño, porque el tomate es un ingrediente que se suele asociar con salado y no dulce, sin embargo esta mermelada es perfecta para combinar con salados de todo tipo y en especial quesos – el contraste es mejor cuanto más salado o curado el queso -. Yo por ejemplo la uso en una tabla de quesos, o para hacer hojaldres de queso de cabra y mermelada de tomate también queda espectacular. Me encantaría leer vuestros comentarios para contarme para qué habéis usado mi receta!
En ésta época del año, entre el frío, la falta de sol y los días cortos, siento una nostalgia por los tomates jugosos del verano que es muy difícil de aplacar. Nada me gustaría más que comerme una ensalada de tomate bien fresquita (solamente tomate cortado, sal, pimienta, aceite y un chorrito de balsámico) que me transporte a las noches de verano sentada en el jardín cuando el sol ya se ha escondido. Oviamente estas son memorias de mi vida en Mallorca… Es imposible no idealizar el verano mediterráneo.
A mí me parece que es un toque muy original para las fiestas de Navidad, porque se pueden hacer canapés muy ricos con esta mermelada, y es por eso que se me ha ocurrido compartirla justo ahora a pesar de que no es la temporada de tomates.
Yo con la siguiente cantidad hice 2 tarros de unos 350g cada uno. Uno me lo quedé yo y el segundo fue para una amiga como regalo de Navidad – yo soy muy pero que muy fan de hacer regalos caseros para mis seres queridos -.
- 1kg tomates (una vez pelados y cortados el peso se redujo a unos 850g)
- 425g azúcar (la mitad del peso de tomates tras pelarlos y cortarlos)
- el zumo de un limón
- Hervir agua suficiente para cubrir los tomates. Una vez hervida, apagar el fuego y retirar. Poner los tomates en el agua durante unos 3 minutos. El objetivo no es cocer los tomates, sinó la piel para poder pelarlos de manera fácil. Pasados los 3 minutos, sacar del agua (con cuidado de no quemarse) y dejar que se enfríen. Para esto se pueden sumergir en agua fría.
- Una vez los tomates estén fríos, ya se pueden pelar. Los podéis pelar con la ayuda de un cuchillo bien afilado, pero el paso anterior hará que la piel también se pueda retirar a tiras con los dedos.
- Opcional: retirar las semillas. Yo no las retiro, porque en mi opinión las mermeladas quedan mucho mejor con semillas que sin. Es una cuestión de gusto, así que si es vuestra elección, retirad las semillas en este paso.
- Con un cuchillo bien afilado, cortar los tomates en dados pequeños pero con cuidado de no destrozar la pulpa Es decir, que no termine siendo puré, sinó cubitos pequeños.
- Pesar los tomates cortados, pelados con o sin semillas. La cantidad de azúcar a usar será la mitad de este peso, yo usé 850g tomates cortados, pelados y con semillas por 425g de azúcar.
- Mezclar el azúcar, el zumo de limón y el tomate en una olla (sobre la encimera, todavía no hay que poner al fuego), y dejar que el azúcar se disuelva.
- Una vez el azúcar esté disuelto, poner a cocer a fuego medio con cuidado para que cuando hierva no escupa. Si se forma espuma, retirar con una espumadera.
- Para saber si la mermelada está hecha: en un plato llano poner una cucharadita de mermelada y dejar que se enfríe un par de minutos. Volcar el plato hacia un lado, y si la mermelada se «arruga» en lugar de caer suave, está hecha.
CONSEJOS DE PROPINA:
- Yo le eché zumo de lima además de limón, para añadir un punto extra de acidez.